Un comunicado de prensa de Onusida indica que más del 10 % de la población adulta con VIH en países de bajos y medianos ingresos son mayores de 50 años
El cambio demográfico de la epidemia del sida exige un nuevo planteamiento para llegar a los mayores de 50 años, un grupo desatendido por los servicios relacionados con el VIH.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) publicó un suplemento del Informe sobre la epidemia mundial de Sida de 2013 en torno al VIH y al envejecimiento.
El suplemento da a conocer que, del total mundial de 35,3 millones [32,2–38,8 millones] de personas que viven con el VIH, se estima que 3,6 millones [3,2–3,9 millones] tienen 50 años o más. La mayoría —2,9 millones [2,6–3,1 millones]— viven en países de bajos y medianos ingresos, donde el porcentaje de adultos con VIH mayores de 50 años supera el 10 %. Además, informa de que en los países de altos ingresos casi un tercio de la población adulta que vive con el VIH son mayores de 50 años.
«A menudo, los servicios relacionados con el VIH no llegan a los mayores de 50 años», declaró Michel Sidibé, director ejecutivo del ONUSIDA. «Eso se está cobrando vidas. Hay que prestarle mucha más atención a sus necesidades específicas y procurar integrar los servicios relacionados con el VIH en otros servicios sanitarios a los que ya tengan acceso los mayores de 50 años».
El «envejecimiento» de la epidemia de VIH se debe a tres factores principales: el éxito del tratamiento antirretrovírico, que prolonga la vida de quienes viven con el VIH; la disminución de la incidencia del VIH entre los adultos más jóvenes, con lo que la carga de morbilidad se desplaza a edades más avanzadas; y, por último, que los mayores de 50 años están adoptando conductas de riesgo, como el sexo sin protección y el consumo de drogas intravenosas, lo cual provoca nuevas infecciones.
El suplemento destaca asimismo que es fundamental contar con servicios de prevención del VIH —incluida la prueba del VIH— adaptados a las necesidades de este grupo de edad, y que tales servicios reflejen las necesidades de las poblaciones clave de ese grupo. También subraya la importancia del comienzo a tiempo del tratamiento antirretrovírico, pues el sistema inmunitario se debilita con la edad.
El suplemento concluye que las respuestas al VIH han de adaptarse a esta importante tendencia demográfica. También resalta la necesidad de integrar los servicios relacionados con el VIH para los mayores de 50 años con otros servicios sanitarios de detección disponibles para este grupo de edad.